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Mensaje  Keron Mar Ago 02, 2011 7:01 pm

Evacuados de manera rápida y efectiva desde París, los miembros de las SS fueron recibidos por sus oficiales en el castillo. Allí informaron del paradero del Críptex así como de todo lo relacionado con el comprador: ubicación, nacionalidad y dinero que pagó para obtener el objeto. Por fortuna, el ejército alemán se disponía a ocupar Polonia. Su capital, Cracovia, era la ubicación del comprador judío que había obtenido el Críptex en la subasta.

Sin dilación y preparados para la ocupación de un país enemigo, los agentes viajaron junto con el resto del ejército alemán. Varios bombardeos precedieron al imponente asalto de los soldados alemanes. Mientras los oficiales viajaban rumbo a la capital, se les informó de la rápida y relativamente fácil ocupación alemana. Polonia ya era suya. Cuando horas después bajaron de sus vehículos en la ciudad de Cracovia, las calles estaban tomadas por numerosos soldados alemanes que tomaban como prisioneros a los pocos rebeldes que se atrevían a oponerse a ellos.

Siguiendo la dirección que habían obtenido en la casa de subastas llegaron hasta una enorme mansión rodeada de jardín. Esa era la vivienda del comprador del objeto. Al mando de varias docenas de hombres, los oficiales se internaron en el interior de la casona dispuestos a recuperar lo que por derecho era suyo. Varios disparos se escucharon en el interior de la casa mientras los oficiales preguntaban por el dueño. Cuando subían por las escaleras se escuchó un disparo en la planta superior, allá donde no habían llegado aún los soldados. Al llegar y al abrir un gran portón encontraron el cuerpo sin vida de un hombre mayor que se había disparado con su propia arma en la boca. Poco después los soldados encontraron a una mujer mayor que lloraba al ver el cuerpo, supuestamente su mujer. También se localizó a los sirvientes, destacando entre todos a la que se encargaba personalmente de los asuntos del señor del hogar. Pero no hubo pista alguna sobre el objeto que buscaban. Dietrich interrogó a la supuesta mujer y a la sirvienta, llegando a sospechar de la identidad cuerpo yacente. Quizá no era el señor de la casa el que había muerto, y de ahí, que tampoco se encontrase rastro alguno del Críptex en toda la mansión. También averiguó un testimonio extraño. La chiquilla dijo haber visto cómo por la mañana 4 hombres llegaban a la mansión con una "caja" grande, como un ataúd. Tras un tiempo, la casona la abandonaron solo dos hombres aún con la caja. Analizando el lugar, dieron con una entrada a un angosto túnel que llevaba a lo que parecía una cueva bajo la casa. En aquel lugar encontraron sacos con ropas y numerosas fotos antiguas. En ellas, los oficiales parecieron reconocer al hombre asesinado junto a otro hombre, quizá el verdadero dueño.

El túnel no acababa en la pequeña cueva, si no que continuaba. Al seguirlo llegaron hasta las alcantarillas de la ciudad, y de ahí, al centro de esta. Era posible que alguien hubiese escapado por los túneles desde la mansión hasta algún punto de la ciudad.

Sin pistas sobre el paradero del hombre, los oficiales supusieron que el amigo muerto en la mansión, tendría un hogar o algún negocio en la ciudad. Confirmaron sus sospechas, descubriendo que era dueño de una (¿sillería?). Una vez ahí analizaron el lugar, pero no encontraron nada.

Horas más tarde los oficiales parecían abatidos y sin pistas que seguir. Varios soldados pasaron corriendo por las calles. En ese momento, el oficial al mando, Johan Brams, gritó que quería perros para seguir un olor. El olor de la ropa de las bolsas.

Keron

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