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Cuarta Partida

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Mensaje  Johann Brahms Mar Dic 30, 2008 1:54 pm

20-11-1751. Partida de las Azores.

El Queen Anne había virado su rumbo cuando divisó el bote que remaba hacia él. Jack, junto con algunos miembros de la tripulación, salió a bordo de otro bote a su encuentro, al encuentro de los O´connor y un anciano tullido que les acompañaba.

Una vez todos se encuentran a salvo en el Queen Anne no hay tiempo para explicaciones, desde el castillo de popa el capitán Fisher observa movimiento en el puerto de Orta, el Ribeira da Flores inicia una maniobra que le sitúa rumbo a la parte norte de la isla, pero es el galeón español el que más preocupa al capitán. Dicho navío, lento pero con poderío, avanza tras los pasos del Queen Anne, o al menos con un rumbo similar. El capitán no quiere esperar a averiguarlo y da la orden de alejar del lugar al Queen Anne, a todos los nudos que sus velas son capaces de desplegar.

En un primer momento, el galeón queda atrás, para tranquilidad de toda la tripulación. Y es en ese momento cuando alguien en cubierta se percata de que el Queen Anne goza de dos nuevos tripulantes. Uno de ellos es el viejo tullido que subió a bordo con los O´connor. Con delirios de grandeza, cree estar capitaneando la nave junto al “gran capitán”, William Cook. El, responde al nombre de Cornelius. El otro nuevo tripulante es muy diferente. Se trata de un hombre de porte noble, un médico del lejano Londres que rápido inicia su labor para paliar el dolor de los heridos. Parece conocer a Jack, e incluso llega a mencionarle algo sobre una cárcel. Es el doctor Flint, y parece que no hará buenas migas con Jack…

Tú eres Jack no? Aquel de la cárcel de Londres…

Umm? Que dice usted? Creo que me confunde.

Claro señor Jack, claro…

Como está el señor Randall?


Pasan algunas horas, nada se sabe del galeón, salvo que quedó atrás. Randall, ya más tranquilo y mejor de sus heridas comenta entre sus familiares, Rick y Jack que ese doctor que ha subido en las Azores es la misma persona que le dio el líquido verde, aquel que intento colgar un crimen a sus espaldas. Ninguno piensa que el doctor sea en realidad el Barón, pero Randall está completamente convencido, incluso recuerda algunas imágenes en las que destaca un anillo con una calavera y un fémur.

En momento dado, resuenan las campanas de a bordo, señal inequívoca de alarma. Todos los hombres en cubierta averiguan rápido la razón, el galeón ha hecho aparición por popa, y parece que navega más rápido que el Queen Anne. Todos los hombres han de ocupar sus posiciones, incluso los artilleros acuden a sus cañones para disponerlos a un hipotético combate. Rick aprovecha el desconcierto inicial para bajar a la segunda cubierta, en la que se encuentra la jaula con el niño simio.

En cubierta los oficiales y el primer piloto mantienen una conversación en voz baja. Jack observa que en sus caras hay signos de que algo no marcha como debiera, incluso descubre al capitán en una mentira, pero no lo comenta. Las velas del galeón español parecen extrañas.

Capitán, dejaremos atrás a ese galeón verdad?

Por supuesto Jack, el Queen Anne es mucho más rápido…


Y es así como el Queen Anne surca el Atlántico, seguido de cerca por un misterioso galeón y acompañado durante todo el día de una persistente tormenta. Al menos, el Queen Anne verá el amanecer de un nuevo día.

21-11-1751. Rumbo a Nuevo Mundo.

Nos encontramos en el centro de la tormenta, disponiendo al barco para atravesarla. Los hombres más experimentados llevan toda la noche en su puesto, todo el barco está alerta. La tormenta se intensifica, y durante una de las maniobras un hombre cae al agua. La visibilidad es escasa, no hay rastro del galeón. Todos estos factores minan poco a poco la moral de los hombres. Hora tras hora, el Queen Anne recibe los embates del mar y la furia de los vientos. Muchos son los desperfectos, pero la pericia de los marineros salva la situación.

Es sobre las ocho de la tarde cuando la tormenta amaina, dando lugar al recuento de daño abordo. Pero es en este momento cuando la autentica tormenta se desata contra el Queen Anne.

Barco a la vista!!!

Piratas, son piratas!!!


A estribor, y por sorpresa, el galeón español surca el mar directo contra el Queen Anne. Su bandera es pirata, y tienen muy clara su presa. De una sola pasada, el galeón inutiliza al Queen Anne con el espolón de proa, dejándolo a merced de las corrientes. Consigue situarse en paralelo y es cuando los truenos se desatan. Los cañones de ambos barcos vomitan furia, pero la joya inglesa esta en inferioridad. Muchos hombres caen heridos, sino peor, y ambos barcos comienzan a hacer aguas. Los garfios de abordaje hacen aparición, poco a poco ambos barcos quedan trabados. Y es en esta maniobra cuando el Queen Anne , con su última andanada hiere la línea de flotación del galeón.

Los piratas comienzan a saltar a nuestra cubierta, y cada vez son más, son muchos los focos de lucha, y muchos los vencidos y muertos. Mientras la lucha se sucede en cubierta, Randall intenta salvar el navío inglés colocando un parche al barco y casi muriendo en el intento. Su cuerpo queda flotando, inconsciente en la última bodega. Rick se bate a cuchilladas en cubiertas, pero varios tajos le hacen caer rendido. Jack y Frederick, espalda con espalda, contienen a la marea de piratas en el mástil mayor, dando cuenta de unos cuantos, y dando tiempo al resto de la tripulación para hacerse fuerte en el castillo. William, recurre a varios artilugios incendiarios, fuego de abordaje que el oficial Wheels guardaba en su camarote. Lanza varios hacia una figura que ha saltado al barco en último lugar, repleto de pistolas y provisto de gran destreza para el combate. Parece el capitán pirata, que centrado en dar muerte a todos los hombres que puede no ve venir el fuego desde el cielo. Rápido se ve envuelto en llamas, algunas se propagan por el Queen Anne, y no más salida que arrojarse al mar.

En cubierta, también Frederick cae a causa de un buen tajo, y de no ser por Jack, tanto Rick como él hubieran sido rematados. Pero los piratas eran muchos más, un tajo frontal manda a Jack también al suelo, herido de muerte. El doctor Flint es testigo de estos hechos y haciendo gala de gran arrojo consigue llegar hasta Jack, llevándose varios piratas a su paso. La vida del suboficial está en manos del doctor.

La lucha continua, y así también los problemas para los barcos. El galeón se está hundiendo mucho más rápido que el Queen Anne, y debido a los garfios de abordaje, está arrastrando a este último con él. La lucha cesa y surgen las palabras. Desde su posición de ganadores, los piratas intentan negociar el rendimiento del Queen Anne, para así salvar algunas vidas e intentar que al menos un barco quede a flote. Rápido cortan los cabos de abordaje, la tripulación del Queen Anne no tiene más remedio que ceder. Los supervivientes son llevados abajo a la bodega de la jaula del niño simio. Afortunadamente, Rick se las había ingeniado durante el combate para abrir la reja, y cuando los piratas la vieron, estaba vacía. Así, el capitán Fisher, el oficial Wheels, los O´connor, el primer piloto, el doctor y varios marineros acabaron encerrados en la jaula, esperando el destino que los piratas les deparasen. Mientras, en la cubierta superior, varios hombres del bando pirata empezaron a dar muerte a los moribundos y a lanzarlos por la borda. Sin duda, fue un gran día para los tiburones.

Un grito de lady Rebecca llegó hasta los supervivientes en la jaula. La habían encontrado, es más, algunas palabras sueltas indicaban que ella era el motivo del abordaje, lo que buscaban los piratas, tal vez, para hacer chantaje a su padre o forzar algún acuerdo. Al poco dos piratas bajaron hasta la jaula y sacaron al doctor Flint. Querían que salvara la vida de un hombre, un pirata, el capitán de los piratas, L´Hermite, aquel al que incendiara William O´connor. El doctor accedió pero puso la condición de que también le permitieran asistir a los moribundos en cubierta, y fue este hecho, que llegó justo en el último momento para Jack, lo que evito que los piratas lanzaran a este por la borda. Aun así, permaneció apilado debajo de un montón de cadáveres. Si no recibía ayuda pronto, pasaría a ser uno más, al igual que Rick.

Mientras esto ocurría en la cubierta superior, Declan, que había conseguido pasar inadvertido durante el combate, reptó hasta la jaula, para alivio de los allí recluidos. Consiguió abrir la reja, y pronto dibujo en su mente un plan de huida. Este consistía en llegar hasta una goleta que estaba fondeada a media milla del galeón y el Queen Anne. La goleta había pasado inadvertida durante los combates pero ahora estaba presta para recibir el botín tanto del galeón como del Queen Anne. Declan comentó que vio morir a Jack y que no merecía la pena perder tiempo en buscarle, mientras que a lady Rebbeca habría que abandonarla a su suerte. Esto último no gustaba a muchos de los presentes, de forma que, o se intentaba rescatarla o no habría huida. Así, entre Declan, los mandos y principalmente los O´connor, con William a la cabeza se pusieron manos a la obra para rescatar a Rebecca, encontrar también a Rick y a Jack, tomar un bote y aprovechar la nocturnidad para llegar a esa goleta. Es un plan difícil, pero al menos les dará una oportunidad de escapar.

Así pues, William avisaría a Flint, en el camarote del capitán, trepando por el barco. Frederick conseguiría el bote y lo llevaría hasta popa, a la par que distraía a los tiburones. Randall subiría a cubierta, buscando a los supervivientes. El resto debía esperar el momento adecuado para saltar al bote desde una ventana y remar en silencio hasta llegar a la goleta. En principio, el plan seguía su curso, los objetivos se fueron cumpliendo y parecía que los tripulantes del Queen Anne iban a tener éxito en su huida. Pero sucedió algo inesperado.

Cúrame bastardo, o te pasare por la quilla con un tiro en el estómago.

Si, me hago cargo, curare sus quemaduras.

Eh doctor, psss psss , a la señal ha de coger los útiles del capitán y acudir a popa.

De acuerdo William.

Eh con quien hablas bastardo! Quieres que te dispare?

Pienso en voz alta capitán, ya pronto estará bien…


Y fue entonces cuando el doctor agarro el brazo del arma de L´Hermite y la pistola se disparó.

El sonido del disparo alertó al resto de piratas, que tomaron posiciones en cubierta y acudieron al camarote. El doctor había salido por la ventana con algunos objetos y buscó la forma de llegar hasta donde el bote esperaba. Pero la cubierta estaba tomada por los piratas, alerta, buscando a los presos, a estas alturas ya sabían que los prisioneros se habían escapado y era necesaria una distracción que diera un poco de tiempo a los tripulantes del Queen Anne para llegar al bote y huir. Y fue Declan el que la provocó. Habiendo rescatado y dejado con William a lady Rebecca, preparó ambas pistolas y se ciñó un sable y un cuchillo, abalanzándose después contra los piratas en cubierta. Declan empezó a disparar y trinchar, aprovechando la sorpresa, liquidó a varios piratas, pero eran muchos.

El resto aprovecha ese momento para llegar hasta el bote que Frederick tenía preparado y embarcar en él. Los últimos en llegar son William, Randall y Rebecca, apenas sin tiempo se lanzan al agua y nadan hasta el bote. Y justo cuando parecía que los tres llegarían sanos al bote, un tiburón atacó y se llevó parte de la pierna de lady Rebecca. Aun así, todos, incluidos Jack y Rick, y salvo Declan, que aun presentaba batalla en cubierta, se hicieron a la mar con el bote, en silencio, hacia la goleta.

Llegaron en silencio hasta ella y apenas sin oposición, los tripulantes del Queen Anne tomaron control de la cubierta. Sólo Frederick quedó fuera de combate, pero aparentemente, no restaba más oposición en el nuevo navío.

No había tiempo que perder, habían dejado atrás a Declan y este con su vida les había dado la oportunidad de escapar. Apenas un momento después otro bote llegó hasta la goleta con una figura a bordo. El niño simio había conseguido hacerse con un bote y hacerlo navegar hasta la goleta. Aun perplejos por este hecho, los nuevos tripulantes de la goleta se prepararon para continuar la huida.

Atrás quedaba el galeón y el Queen Anne, la joya de la compañía, ambos heridos de muerte y llenos de piratas furiosos.
Johann Brahms
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